viernes, 2 de octubre de 2009

La prima Madelón vota a Luis Alberto!!!



He recibido ayer un correo electrónico de mi prima Madelón, la que vive en su estancia de Tacuarembó y que siempre estuvo al margen de las vicisitudes de la vida política. Me pareció un mensaje tan esclarecedor que quiero compartirlo con los lectores. Dice así:

"Querido Julito, sin duda tú recordarás que a mí, la política siempre me pareció una cosa menor, que nunca intervine en esas contiendas porque para mí la familia es lo primordial. Ni siquiera cuando Bobby se postuló a diputado con Aguerrondo, en el 71, siendo que no soportaba al boxeador que pretendía ser reelecto (menos mal que fue el Juancho el elegido, que así pudimos tener 14 años de paz y prosperidad).

Pero en fin, dejemos las digresiones a un lado y vayamos al grano. Te confieso que desde que volvieron los políticos, mi voto siempre fue en blanco. Este muchacho Sanguinetti, que es un hombre tan culto y que sabe tanto de artes plásticas, nunca me gustó por esa amistad mal disimulada con los comunistas; de Jorge, qué te puedo decir, que formó una comisión para hurgar en el pasado y para fomentar el revanchismo del populacho. En el 89, el Cuqui era el mejorcito, pero los blancos todavía estaban contaminados con las ideas foráneas e impresentables del tupamaro Ferreira. En el 2004 teníamos a Larrañaga, pero tiene ese andar, viste, como de gaucho tropero que se balancea al caminar, y tampoco me gusta esa voz gangosa como de cantor de tangos de los cuarenta (y ni te cuento el sobrenombre: El Guapo, ¡qué chongo!).

Pero ahora la cosa es diferente. Ahora está en juego el futuro de la Patria, y yo, qué quieres que te diga, siento en mis venas correr la sangre patricia heredada de nuestros ancestros. Por otra parte, las circunstancias son distintas: ahora el Partido se ha depurado de todos aquellos elementos izquierdosos que tanto daño nos hicieron, y Cuqui, cuyo charme se ha acrecentado con el paso del tiempo (si ahora hasta parece un galán maduro de Hollywood, con esa cabellera blanca à la sans façon en contraste con su piel bronceada. Esto, Julito, por favor, queda entre nosotros; ni se te ocurra comentárselo a Bobby). Bueno, sigo, ¿por dónde andaba? Ah sí. Te decía que Cuqui volvió a darle al Partido su verdadero perfil cristiano y conservador de las mejores tradiciones.

No obstante, hasta hace unos días no estaba del todo convencida de votarlo. Te diré, incluso, que la idea de poner baños públicos y peluquerías en los cantegriles me resultó chocante y un gastadero de plata innecesario, con lo caros que están los jacuzzi (te lo digo con propiedad porque la semana pasada instalamos otro en el baño de los chicos, acá en la estancia); porque, mi querido primo, esa gente mugrienta como la mona que se viste de seda por más que se bañe, mugrienta queda: ni el mejor gel de ducha es capaz de cambiar ese color pardusco de su piel. Tú convendrás conmigo, mi querido, en que eso de la igualdad es una mentira, ¿o tú te consideras, por ventura, igual a tu mayordomo, o crees que yo soy igual a Shirley, mi mucama, cuyos rasgos negroides o indígenas saltan a la vista y, además, tiene olor a pobre?

Todas estas reflexiones, todas mis dudas y vacilaciones fueron echadas por la borda cuando lo oí a Luis Alberto quejarse por la plata que gastó el gobierno para asistir a esos atorrantes. Porque supongo que estarás de acuerdo conmigo, Julito, en que no hay calificativo más adecuado para referirse a esa gentuza, a esos vagos y malentretenidos sin hábitos de trabajo. Atorrantes y haraganes, eso es lo que son. Prefieren vivir en sucuchos como Mujica, prefieren tomar grapa en vez de whisky, y prefieren robar antes que trabajar.

Así está el país, primo. Por eso te digo: encaremos una gran cruzada para reivindicar a la gente bien, la gente linda, la gente comme il faut, los descendientes de quienes forjaron la patria. Apoyemos a Luis Alberto, que es de los nuestros y nada tiene que ver con el populacho. ¿Te queda alguna duda?

Recibe un beso de tu prima que te quiere,

Madelón

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